martes, 11 de septiembre de 2012

Cause I've been thinking about forever


Una mente no es fácil de entender, ni siquiera la de uno mismo. No, definitivamente esa es la menos entendible de todas. Vivimos intentando constantemente averiguar qué es lo que está pasando por nuestros pensamientos, qué los provoca, qué los activa. Y al final siempre terminamos más perdidos y confusos de lo que empezamos.

Dicen que tengo un súper poder porque he conseguido con el tiempo aprender muchos de los entresijos de una mente normal humana. Sus costumbres, incluso sus posibles reacciones. Pero aún así, el comportamiento humano es algo que, seguramente, jamás logre ser controlado. De todas formas sigue resultando extremadamente interesante su mera observación.

No soy nada ni nadie de otro mundo. Tampoco me considero alguien especial por pensar demasiado. Simplemente, me intriga y entretiene prestar atención a las actitudes de la gente que camina a mi alrededor. Todos tenemos algún aspecto más raro de lo habitual sin lo cual dejaríamos de ser únicos. Supongo que este es el mío.

Lo sé, soy complicada por eso mismo. A veces pienso que no sé ni hacerme entender, ni entender a nadie. Tal vez sea por el cansancio generado a partir de mis investigaciones. Apenas nada me sorprende y es tal mi falta de energía que muchas veces me limito a poner el piloto automático y a dejar que el devenir del tiempo y sus acontecimientos guíen por mí la jornada del día. Suena vacío pero en ocasiones puede resultar lo menos que relajante.

Nadie nos dijo cuando nacimos cómo era esto de vivir, así que por esa misma regla de tres todas las formas de hacerlo son igualmente respetables. No nos convierte ni en mejores, ni en peores, tan sólo en seres diferentes. Eso es algo que aún me queda por aprender de entre tantas otras cosas, o eso quiero creer.

Una mente no es fácil de entender, ni siquiera la mía. No, definitivamente esta es la menos entendible de todas.

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