Todos hemos sido, somos y seremos
soñadores a lo largo de toda nuestra vida. Algunos de nuestros
sueños tomarán forma en la infancia, otros surgirán a lo largo del
camino pero nunca cesarán de aparecer, de asaltarnos, de hacernos
sonreír con su recuerdo. Nuestros sueños son otra manera de
exteriorizar nuestros valores, nuestras expectativas para el mañana.
Somos nosotros en forma de ilusión y metas.
Pero todo ello hemos de tener presente
que tiene un precio. Un esfuerzo y un sacrificio se esconden detrás
de cada pequeña semilla que en nuestra ilusión guardamos. Esto no
debe parecernos una cuesta hacia arriba, tan sólo un largo paseo. Ir
disponiendo con nuestras acciones todo lo necesario para que el viaje
sea mucho más sencillo de recorrer el día que decidamos comenzarlo,
eso es lo que toca ahora mismo.
Muchas voces te dirán que lo que
sueñas no es para ti independientemente de lo que sea. Te intentarán
convencer de que no naciste para triunfar, que sólo queda
conformarse, que está escrito. Pero todo lo escrito se puede tachar,
las normas están para que existan las excepciones, y quienes no
apoyan tus inquietudes es porque hace tiempo alguien tampoco apoyó
las suyas. No los juzgues pues si no conocieron otra cosa. Por ello,
cumpliendo lo que anhelas, les haces justicia. Me parece un buen trato.
Poco más. Doy por inaugurado de esta
manera mi regreso.