domingo, 25 de agosto de 2013

Ellos. Nosotros. Todos.

Humanos. Siempre pensando que lo que ellos piensan es lo único que merece ser escuchado. Creyendo que, por encima de todo, son ellos y no otros los que tienen razón y que por consiguiente no necesitan lecciones, más bien darlas a los demás. Humanos. Tan conscientes de su propia inconsciencia que resulta hasta enfermizo. Pidiendo un respeto que nunca fue suyo, y un reconocimiento digno de héroes y que muy probablemente jamás en sus vidas puedan llegar a saborear siquiera. Sin méritos no hay éxito pero en fin. Humanos.

Pensando en voz alta todos y todos mirando mal al resto por pensar en voz alta. Destruyendo lo que otros crean pero exigiendo que sus creaciones sean intocables. Humanos. Amando y hundiendo a otros humanos, al mismo tiempo o por separado. Siendo políticamente correctos y sin saber qué es lo que significa. Humanos. Matando la vida y generando vida. Tapando la luz y creando luz artificial. Provocando enfermedades y vendiendo vacunas. No todo es dinero, no todo es puro lucro. No. El dinero no corrompe, el amor no encadena, la tristeza no hunde. Tan sólo son excusas para desviar la atención del hecho de que, desgraciada o afortunadamente, somos humanos.

Humanos. Débiles y fuertes. Avanzados y primitivos. Libres pero cautivos. Tan interesantes como interesados, complejos de mente y simples de proceder. Iguales pero únicos. Humanos. Una guerra desde el inicio de los tiempos de intereses, juicios, falsedad y provocación.

Lengua más larga que tiempo de espera para reflexionar. Ojos más ciegos que la razón al negar la evidencia de la mentira. Aman a los músicos, aman su música y por amor los terminan matando. Tienes ídolos a los que admiran y que condenan cuando otros dejan de admirarlos. Creen en dioses para salvar sus almas pero luego dicen no creer en ningún dios, ni dicen tener alma. A eso le llaman “karma”. No saben de política, no les gusta la política, no entienden de economía pero de hablar y dejarse manipular siempre hay tiempo. Les gusta vestirse llamativos pero luego no toleran que nadie lo resalte, ni siquiera que se fije en ello. Dicen no sentirse completos con las cosas materiales pero a veces parece que les falta tiempo para llenarla de cachivaches. Recalcan una y otra vez los errores de los demás pero luego los repiten ellos mismos una y otra y otra vez. Buscan ayuda que no desean, tienen sexo con quien no desean, insultan, maltratan a aquellos que no les importa. Menosprecian el talento que no les afecta, sobrevaloran unas capacidades propias que no tienen. Hunden unas vidas que les son indiferentes por diversión pero no disfrutan haciéndolo ni lográndolo. Se sacrifican por una felicidad ajena que no saborearán. Se jactan de unos éxitos que no lograrán, de unas derrotas que no fueron tales, de un sufrimiento muchas veces desmesurado. Y otras veces callan injusticias mayores, no lloran pérdidas importantes, no luchan por aquello que consideran valioso tan sólo se limitan a quejarse ante esa pérdida. Humanos.

Podría escribirse lo que nunca se ha escrito hablando de las contradicciones humanas de tan interesantes y complejas que son pero los humanos no leerían esos libros. Humanos.