Te das cuenta de que es el camino
correcto cuando no te imaginas haciendo algo mejor de lo que en ese
momento estás haciendo. Te sientes lleno, pleno, realizado. Durante
unos segundos te sientes inalcanzable, insuperable, como los grandes
héroes de las películas que al final siempre acaban consiguiendo lo
que un par de horas antes parecía casi imposible.
No, no me encuentro en ese punto si es
lo que ya estabas sospechando, pero no te creas que ando muy lejos de
él. Poco a poco todo va tomando forma, se va haciendo más firme,
más sólido, más real también. Y si hago una visión retrospectiva
hacia atrás es casi un poco difícil de creer lo relativamente fácil
que ha sido llegar hasta aquí. ¿Y sabéis qué ha marcado esa
diferencia? Su presencia. Es cierto, él me ha devuelto esas ganas
para seguir con el proyecto de vida que siempre había tenido en
mente y, no sólo eso, sino que además lo compartimos. No me diréis
que eso no se puede considerar una perfecta naranja.
Pero obviamente, esto conlleva un
esfuerzo por ambas partes. Conlleva ahorrar mucho, planificarlo todo
al mínimo detalle y durante mucho tiempo para que salga lo mejor
posible. Pero tenemos fe y, sobre todo, muchas ganas. Este es el
comienzo de algo que va más allá de la vida cómoda, consumista y
dependiente que siempre hemos llevado. Eso es lo que lo hace
especial, supongo.
Ahora que sé que existe alguien que en
ese sentido piensa igual que yo, no tengo miedo de aventurarme,
incluso de perderme. Y no me explico cómo pude aparcar algo así.
Conociéndome como me conozco, seguramente fuera porque parecía tan
utópico y se me hacía tan cuesta arriba... Pero quien algo quiere,
algo le cuesta así que es hora de empezar.
Esto ya no es un sueño, comienza a ser
realidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario